_anarosa_153b3904Comienza la semana con ese lunes que tan mala prensa tiene y resulta odioso para muchos. Los flecos del domingo perduran y esperar cinco días para otro fin de semana parece una odisea. Los niños en cantidad razonable han vuelto al colegio de manera alegre y confiada, algo que no trasciende a los padres, presa del terrorismo pandémico a que estamos sometidos por la situación, tan aireada y propagada por todo tipo de medios de comunicación, pertrechados para tenernos aterrorizados. Vale que la expansión del bicho es muy preocupante, pero el miedo al miedo es todavía peor.

Y recién empezado el lunes, las televisiones ofrecen retornos y estrenos. Nos sorprende Ana Rosa Quintana desde Telecinco con un cambio de look a base de flequillo, que no encaja mucho con su edad. Pero está de moda y cantidad de señoras, incluso señoritas, bajan sus pelos desde el centro del cráneo hasta las cejas, recortando lo justo para poder ver, si bien para lo que hay que ver mejor sería dejar el pelo hasta la barbilla.

Pero al cambiar de canal, nos encontramos con el señor presidente del Gobierno socialista-republicano, Sánchez por más señas, diciendo lo de siempre, o séase nada, entrevistado por la recomendada de turno en TVE, Mónica López, que no lleva flequillo, pero se lo dejará pronto. Al presidente también se le ve siempre el flequillo, aún sin llevarlo. Y no sería de extrañar que su vicepresidente segundo, el protegido por la Guardia Civil, se dejara también el flequillo para combinar con su moño y su pendiente recién incorporado a su atractiva figura corva. Cualquier día veremos a Echenique con rastas y flequillo para seguir en la onda progre de su jefe.

Precisamente TVE ha cancelado radicalmente un concurso matinal que se anunció a toda campana. Se titulaba “Bloqueados por el muro”, pero ha sido la escasísima audiencia la que ha “bloqueado” el concurso con el muro de la indiferencia. Imaginamos a su flamante presentador, el nefasto Ángel Llácer, reclinado en el “muro” de las lamentaciones y coqueto él pensando en dejarse también un bonito flequillo al día de hoy.